« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
HOMILÍA
Unidos a los que en Jaca, en la Catedral, y en la ermita de Yebra recuerdan y celebran hoy a Santa Orosia, nosotros nos hemos dado cita aquí. Como ellos, queremos hacer memoria de Santa Orosia. Como ellos, pedir su protección y su ayuda. En muchas ocasiones, los creyentes dirigimos nuestras oraciones al Padre de los cielos, es verdad. Pero nos reconforta saber que, personas de carne y hueso como nosotros, han sido capaces, con la ayuda del mismo Dios, de alcanzar las más altas cimas de la santidad. Y a ellas les podemos rezar, les podemos pedir cosas para nosotros y para los nuestros, para los de cerca y los de lejos, para los conocidos y los extraños.
Pocas cosas sabemos de nuestra santa. Los datos históricos que nos han llegado son muy escasos. Pero tenemos uno que vale por todos. Santa Orosia murió mártir por Jesús. Consideró que mucho más importante que su vida era su amistad con Él; que la vida que perdía, la ganaba con creces. Seguramente pasaron por su cabeza las conocidas palabras de Jesús: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. El que quiera salvar su vida, la perderá. Pero el que la pierda por mi, la encontrará”. El martirio de Santa Orosia nos habla de amor, de entrega, de confianza, de esperanza. Si ella, llegado el momento, ofreció su vida por Jesús, nosotros estamos llamados a vivir para Él, a vivir también para los demás.
Hoy es un buen día para preguntarnos cómo vivimos ese amor que Jesús nos dejó como nuestro signo distintivo. El amor a todos: a los que están a nuestro lado, a los miembros de nuestra propia familia, a los vecinos, a los compañeros de trabajo. A los que sufren, a los que están solos y abandonados, a los marginados; a los que son perseguidos por razón de su raza, de su religión, de su cultura, a los emigrantes, transeúntes o mendigos que llegan hasta nosotros buscando un trabajo o unas condiciones dignas de vida. Junto a Santa Orosia nos preguntamos si amamos de tal manera que estaríamos dispuestos a dar la vida si llegase el momento.
En este día recemos a nuestra santa. Pidamos, sí, por nosotros y por nuestras familias. Pero también por todos aquellos por quienes nadie reza, de quienes nadie se acuerda. Pidámosle por nuestra Diócesis de Jaca, por su obispo y por todos los cristianos que la formamos, por todos los trabajos, las actividades pastorales que se están realizando y por aquellas otras que deberían hacerse. Digámosle que tenemos necesidad de sacerdotes para muchas parroquias, que las vocaciones son escasas. ¡Que el recuerdo de Santa Orosia nos estimule a todos a vivir con gozo y con esperanza nuestra fe!