HOMILÍA
Hemos escuchado las lecturas correspondientes al quinto domingo del tiempo ordinario. Un domingo que nos habla de tierras lejanas, de pobreza, de hambre. Y es que hoy tiene lugar la Colecta de la Campaña contra el Hambre en el Mundo, después de haber vivido, el viernes pasado, el llamado “Día del Ayuno Voluntario”.
Nuestra mirada se dirige al sur de una nación africana, de Angola en concreto. Allí, en una región de nombre Cunene hay un proyecto que Manos Unidas quiere llevar a cabo: consiste en la “Mejora de la calidad y cobertura de servicios sanitarios y nutricionales” con un coste aproximado de treinta y cinco mil euros. Entre todos los que formamos parte de la Diócesis de Jaca, lo vamos a conseguir.
La primera lectura, del profeta Isaías, recoge un ofrecimiento de quien se dirige a Dios para decirle: “Aquí, estoy. Mándame.” ¡Ojalá que también nosotros le digamos al Señor: “Aquí estoy. Mándame.”! No te preocupes, Señor, yo uniré lo que tengo a lo de otros y, juntos, lograremos que la suerte de esa gente cambie porque, aunque están lejos, los sentimos como hermanos y tenemos que hacer por ellos lo que nos gustaría que otros hicieran por nosotros. Imitaremos así a Jesús como nos incitaba San Pablo en su segunda carta a los Corintios.
En el relato del evangelio de San Lucas hemos visto a unos amigos de Jesús que se ofrecen para ser pescadores de hombres, para dar sus vidas por el bien de la humanidad. No se trata de pasar nosotros estrecheces, se trata de igualar, de que todos tengan lo necesario para vivir. Compartir es la palabra clave de esta Campaña contra el Hambre. ¿De qué nos serviría nadar nosotros en abundancia si cerrásemos los ojos a la realidad de la miseria que afecta a tantos hombres y mujeres de nuestro mundo? Seamos apóstoles de la bondad que nos hace mejores.
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