HOMILÍA
Poco a poco, nos vamos acercando al tiempo de la Cuaresma, pero todavía nos quedan por celebrar dos domingos del llamado tiempo ordinario. Las lecturas que contienen nos ayudarán, sin duda, a vivir con más intensidad ese tiempo de conversión y de renovación personal y comunitaria que toda Cuaresma trae siempre consigo. Dejemos que el mensaje de estos domingos cale muy hondo en nuestros corazones.
La primera lectura, de este séptimo domingo del tiempo ordinario, la hemos tomado del libro de Samuel. Hemos visto como el odio del rey Saúl hacia David se ve compensado por la actitud bondadosa de éste que, pudiendo hacer daño a quien le odiaba, responde de una forma muy distinta que es alabada por el autor del libro. ¡Ojalá que nosotros respondamos con el bien… al mal del que podamos ser objeto!
La segunda lectura, de San Pablo a los cristianos de Corinto, ha contrapuesto a Adán, el hombre terreno, a Cristo, el hombre celestial. Y nosotros, nos recordaba el apóstol, debemos seguir los pasos de ese hombre celestial que es Cristo y adoptar sus actitudes y comportamientos. Algo que nos enseñará, de una forma especial, el tiempo cuaresmal.
El relato del evangelio del San Lucas ha puesto ante nuestros ojos el conocido como Sermón de la Montaña. Cada frase de este sermón, encierra una enseñanza que todos debiéramos aprender de memoria. Recordemos: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.” Un sermón que nos invita a responder con paz al que nos injuria, a dar y a prestar sin esperar recompensa, a ser misericordiosos, a no juzgar ni condenar a nadie y a perdonar siempre.
Y hemos visto como Jesús termina su discurso con una frase que viene a decir: “La medida que uséis, la usarán con vosotros” Pensémoslo.
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