HOMILÍA
Celebra hoy la Iglesia la Solemnidad de la Santísima Trinidad. A lo largo del año litúrgico hacemos referencia constante al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Son muchas las fiestas y solemnidades en las que invocamos a cada una de las tres divinas personas. Pero hoy, lo hacemos a todas ellas en su conjunto. En el prefacio de la misa de hoy diremos:
“Que con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no en la singularidad de una sola Persona, sino en la Trinidad de una sola naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria porque tú lo revelaste lo afirmamos sin diferencia de tu Hijo y del Espíritu Santo. De modo que, al proclamar nuestra fe, en la verdadera y eterna Divinidad, adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en dignidad.”
Estas palabras, tantas veces escuchadas, nos llevan a reflexionar sobre una realidad que no podemos pasar por alto: Hoy celebramos la llamada “Jornada pro Orantibus”. “Jornada por los que oran”. En los monasterios de clausura muchos hombres y mujeres rezan por la Iglesia, por todos y cada uno de nosotros. Bueno es que, al menos en este día, nosotros recemos por ellos. Este año con el lema: “Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”
No dejemos de visitar los monasterios de clausura, aprendamos de ellos a orar, a sostener la Iglesia con nuestra plegaria. Encontremos, en esos lugares, la paz y la tranquilidad que nos facilite el encuentro con el Señor. “Ora et labora”. “Reza y trabaja” en un buen lema que viven los monjes y monjas y que nosotros podemos hacer nuestro. Dedicamos tiempo al trabajo, es verdad, pero quizás no tanto a la oración. Que la Santísima Trinidad nos ayude a saber unir las dos cosas, a vivir el amor que les une, a superar las diferencias que nos separan o enfrentan.
Debe estar conectado para enviar un comentario.