Categoría: "HOMILIAS"
HOMILÍA
Hemos escuchado las lecturas propias del domingo veintidós del tiempo ordinario. Esforcémonos ahora para que su mensaje, para que su enseñanza, lleguen al fondo de nuestro corazón. Son, como sabemos, textos antiguos, pero que conservan la fuerza y el vigor de las cosas actuales. Pidamos al Señor que nos dé su luz para que sepamos descubrir lo que Él quiere decirnos a cada uno de nosotros.
La primera lectura la hemos tomado del libro el profeta Jeremías. Nos ha contado la historia de su propia vocación. Un día el Señor le salió al encuentro y le propuso ser profeta en medio del pueblo. La tarea no era fácil ni, mucho menos, grata. El mensaje que debía difundir no era agradable a los ojos de aquellos a quienes tenía que hablar. Por eso, sintió una cierta resistencia a aceptar la misión. Al final, dirá que sí, consciente de lo que se le viene encima. Y es que, cuando el Señor llama de verdad, no es fácil rechazar, por mucho tiempo, esa invitación que es “como un fuego ardiente en las entrañas”.
HOMILÍA
Un domingo más, la Palabra de Dios ha vuelto a resonar en nuestros oídos y en nuestro corazón. Es hora de preguntarnos qué es lo que el Señor nos quiere comunicar. Él siempre tiene un mensaje para cada uno de nosotros. Si recordamos lo escuchado, si lo reflexionamos…encontraremos, sin lugar a dudas, las palabras que necesitamos, los pensamientos que nos predispongan a las buenas acciones y el impulso para llevarlas a cabo. Pidamos al Señor que su palabra pase siempre del oído al corazón.
HOMILÍA
Las lecturas de este domingo, veinte del tiempo ordinario, que acabamos de escuchar, han hecho referencia a los que vienen de fuera, a los que son de lejos, a los que no comparten nuestra cultura, nuestra lengua y nuestra religión. Hoy la Palabra de Dios nos invita a mirarles a todos ellos con respeto, con cariño, como hermanos con los que estamos llamados a construir un mundo mejor. Hermanos a los que estamos convocados a anunciar la fe que nos anima, el amor que nos impulsa y la esperanza que nos sustenta. A los que vienen de lejos tenemos que hacerlos próximos a nosotros “geográficamente”, sí, pero también “vivencialmente” por el amor que seamos capaces de compartir con ellos.
HOMILÍA
Hemos escuchado las lecturas de este primer domingo del mes de agosto, diez y nueve del tiempo ordinario. Muchos están disfrutando de unos días de descanso o de vacaciones aquí entre nosotros y, todos, los de fuera y los de casa, somos invitados a preguntarnos qué es lo que el Padre Dios nos sugiere; qué es lo que quiere hacernos llegar a cada uno de nosotros. Para eso, nada mejor que hacer memoria de lo escuchado en estos textos bíblicos que nos han sido proclamados.
HOMILÍA
Hemos escuchado la Palabra de Dios en este domingo que hace el número diez y ocho del tiempo ordinario. La primera lectura la hemos tomado del profeta Isaías. Se dirige a los desterrados que vuelven a la Patria y les invita a buscar al Señor porque sólo en Él está la felicidad que buscan. Quizás porque veía cómo muchos buscaban esa felicidad en otros sitios y lugares, les hace estas preguntas ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta? ¿Y el salario en lo que no da hartura? o, lo que es lo mismo, estáis buscando la felicidad donde no está, en las personas y en las cosas que no os la pueden dar. Sólo el Señor es la fuente de esa felicidad que buscáis.