Categoría: "PLEGARIAS"
TE CONOCIMOS SEÑOR
Andando por el camino, te tropezamos, Señor, te hiciste el encontradizo, nos diste conversación; tenían tus palabras fuerza de vida y amor, ponían esperanza y fuego en el corazón.
Te conocimos, Señor, al partir el pan.
Tú nos conoces, Señor, al partir el pan.
Llegando a la encrucijada, Tú proseguías, Señor, te dimos nuestra posada, techo, comida y calor; sentados como amigos a compartir el cenar, allí te conocimos al repartirnos el pan.
Andando por los caminos te tropezamos, Señor, en todos los peregrinos que necesitan amor; esclavos y oprimidos que buscan la libertad, hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.
Joaquín Madurga
TOMÁS ESTABA TRISTE
“Tomás, triste, melancólico y desesperanzado, no ve posible lo que los otros ya han visto ¡Hemos visto al Señor! El apóstol no los mira a la cara. Mira al suelo, busca los rincones de la casa, la soledad del corazón, se esconde de los demás, se encierra en su triste tristeza y se cierra a la confianza.
¡No lo creo! ¡No es posible! ¡Está muerto y enterrado! ¡Ya todo se ha acabado! ¡Su vida ya pasó! Si no veo la señal de los clavos…, y si no meto mi dedo en esa señal… y mi mano en su costado, no creeré”
Y, a los ocho días, todo cambió: “Señor mío y Dios mío”…
(Acercarse a Jesús 3, Josep María Torras).
PLEGARIA DE PASCUA
La noche ha sido larga y el día ya despunta
con los ojos cargados y el cuerpo cansado,
pero con el alma en vilo los discípulos corren al sepulcro.
Tienen, Señor, necesidad de verte,
de saber que estás ahí, aunque sea muerto.
Parecen decirse unos a otros en silencio:
“Si nos quitan al Señor, ¿qué nos queda?”.
Nos queda, Señor, la Esperanza de tu palabra y de tu promesa.
Feliz Pascua de Resurrección
José Alberto Manso, OCD
¡LÁZARO, SAL FUERA!
Señor Jesús: Tú eres la resurrección y la vida. Dinos a menudo como a Lázaro: levántate, vive, no te quedes bajo la losa, ni a media vida. Gracias porque nos concedes creer y confiar en Ti. Gracias a Ti no hay ni enfermedad ni muerte que se resista a tu amor poderoso; no hay debilidad nuestra que se resista al poder de tu palabra de vida; no hay nada que hagamos que sea inútil, ni infecundo, ni absurdo; Desde Ti, nos ponemos en pie cada día. Desde Ti, nuestra debilidad se hace fuerte. Desde Ti, nuestro cansancio se hace de nuevo aliento de vida. Desde Ti, nuestro corazón herido se siente perdonado y sanado para la vida.