Categoría: "REFLEXIONES"
LA PIEDRA CEDIÓ
Queridos hermanos:
La resurrección del Señor es un modo precioso de construir un mundo nuevo y contribuir a la renovación de la sociedad.
Echamos la mirada a aquella piedra donde depositaron a Jesús y descubrimos que la vida era tan rica y profunda que no cabía en aquella oquedad de la muerte. Y la luz reventó su tiniebla, siendo imparable los rayos de luz que entraban por las rendijas.
PERDER EL MIEDO
Queridos amigos:
Son muchas las dudas y zozobras que con frecuencia nos atenazan en estos tiempos revueltos. Son muchas las turbulencias que hacen temblar los viajes cotidianos en busca de la felicidad. Son las adversidades de la oscuridad y el dolor quienes afectan a la raíz de nuestras certezas.
Y con todas las circunstancias que nos toca vivir, el miedo aparece en la escena de cada día condicionando tantas cosas por dentro y por fuera, que no tienen botón de pausa y siguen interpelándonos en el curso diario de nuestro ser y hacer.
CARTA CON VIDA
Queridos amigos:
Probablemente estéis pasando por un momento muy difícil en vuestra vida, incluso podáis pensar que ya no hay solución y la tristeza y la desesperanza se adueñan de vuestras vidas. Creo que la ayuda de un amigo, vecino, compañero de trabajo pueden ayudaros.
CARTA CON SALUD
Queridos amigos/as
Nos cuentan los estudiosos de las obras de santa Teresa de Jesús, que en su vida llegó a escribir unas 5.000 cartas, entre ellas escribió muchas sobre la salud. La santa sufrió muchas enfermedades, muchas eran crónicas, otras muy dolorosas e incluso en alguna época de su vida encontraba dificultades para poder comer sin experimentar un fuerte dolor estomacal.
Teresa no cayó en la tentación de absolutizar la salud ni la enfermedad. Nos dice que tanto una como otra constituyen una buena ocasión para hacer cuanto el Señor le pide.
ES UN FIESTA PARA TODOS
Querido amigo:
La fiesta de Pascua no es sólo una celebración litúrgica, ni un recuerdo del pasado, ni una manifestación externa de alegría, ni un acontecimiento aislado que sucedió hace muchos años. No se canta el aleluya sólo porque “algo debió ocurrir” después de la muerte del Señor. Es mucho más. Es, principalmente, una manifestación del amor poderoso de Dios que hemos de celebrar, vivir y disfrutar en el fondo de nuestro ser, tanto personal como comunitariamente.