DE DOS EN DOS
Así lo quisiste, Jesús. Los mandaste a los pueblos y aldeas, a los caminos y senderos que tantas veces habían recorrido, pero esta vez con una misión muy concreta: llevar tu buena noticia de la salvación a todos los que se encontraran. Fue como un ensayo, como unas prácticas, para la gran misión que un día realizarían cuando tú faltaras. De dos en dos, sí, para apoyarse mutuamente, para animarse; para recordar, juntos, tus palabras.
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