LA MIRADA DE JESÚS
Jesús mira a los ojos a sus discípulos cuando dice las bienaventuranzas. No mira al infinito. No cierra los ojos. Alza la vista, no al cielo como otras veces, sino a los rostros de los suyos: «Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía…».
Las bienaventuranzas solo pueden comprenderse cuando se tiene a Jesús frente a frente, fijos sus ojos en nosotros; fijos los nuestros en los suyos. Las bienaventuranzas son las palabras que describen la mirada de Jesús, su amor presente cargado de eternidad. Es la mirada de Jesús la que nos llena de esperanza en mitad de la angustia.
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