MI RAMA DE OLIVO
Y hoy, en el domingo de Ramos, levantaré mi rama de olivo y cuando lo haga deberé cuestionarme mi fidelidad a Dios que no puede ni debe descansar solo en mis fuerzas humanas: estas son frágiles y vulnerables.
Lo que consolida y fortalece mi fidelidad es la experiencia del perdón, de la misericordia de Dios; es el hecho de reconocer que necesito que Dios me salve, que me levante, que me ame y me ofrezca la Salvación.
Esto es lo que voy a experimentar esta Santa Semana. Entonces, en el momento de elevar la rama de olivo y bendecirla que mi corazón se abra para acoger a Cristo en esta Semana Santa por todo lo que hace por mí y en mi vida.
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