
NAVIDAD 2025. HACER SITIO AL NIÑO DIOS
Queridos amigos:
El nacimiento de Jesús, en un establo, tiene que ver con una puerta cerrada, con la ciudad llena, con la falta de hospitalidad y de atención de un pueblo, o con la compasión de quien finalmente les deja un techo donde cobijarse.
Sí, es una historia de cara y cruz, de luz y sombra, donde unos se asoman al milagro, y otros ni se dan cuenta de lo que ocurre. Y así sigue siendo Navidad, un tiempo de contrastes, de posibilidades y de oportunidades.
Así que los que estaban bien guarecidos, bien refugiados, siguieron durmiendo a pierna suelta, y no se enteraron de que allí, a pocos metros, un niño nacía. No descubrieron algo admirable en un niño acostado en un pesebre, porque ni siquiera lo vieron. Y eso es, a veces, lo que asusta un poco.
Señor, no quisiera que nosotros no nos enterásemos de lo que ocurrió. No vivamos tan absortos en nuestra historia, nuestras preocupaciones y compromisos, nuestras urgencias e intereses, que perdamos la capacidad de estar atentos…porque, hoy, también Jesús sigue naciendo, pasando, y viviendo, en nuestras vidas. Así, os pido que mantengamos los ojos abiertos, los oídos atentos, y el corazón sediento; pues la Buena Noticia del Evangelio sigue siendo un gran grito hoy.
Los pastores, y los magos, y quizás algún que otro caminante despistado se echaron al camino, o estaban fuera, y por eso mismo fueron capaces de reconocer a uno de los suyos. Los que no tenían nada que perder, y mucho que esperar. Los que supieron escuchar. Los que dejaron que el amor les guiara. Los que creyeron en las promesas.
Amigos, lo curioso es que, aún hoy, en Navidad, escuchamos muchos anuncios, homilías, palabras que hablan de Jesús y de su Buena Noticia. Se canta. Se reza. Se repite. Pero a veces no cala. Así que esta Navidad os pido estar atentos a esos anuncios. Aprendamos a escucharlos como por vez primera. Descubriendo su hondura, y su sentido. Os pido que abráis los ojos, que abráis las manos, y que entre todos lleguemos al portal donde Niño–Jesús nos esperas, acostado en el pesebre.
Que paséis unos días muy felices entre los vuestros y si alguien está sólo o triste, os acompaño con alegría y fraternidad. Feliz Navidad.
Fernando Jordán Pemán. Párroco
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