HOMILÍA
Celebra hoy la Iglesia la Solemnidad de Cristo Rey con la que termina un año litúrgico, en el que hemos ido de la mano del evangelista San Mateo, para comenzar otro bajo la guía del evangelista que recibe el nombre de Marcos. El próximo domingo comenzaremos el tiempo del Adviento que nos ayudará a prepararnos para celebrar la Navidad, la fiesta del Nacimiento de Jesús. Vivamos con intensidad este día de hoy que resume, de alguna forma, todo lo celebrado y vivido hasta ahora.
La primera lectura, tomada del profeta Ezequiel, nos ha presentado una figura misteriosa, bajo la imagen idílica de un Buen Pastor que cuida, protege y ama a sus ovejas. ¿Cómo no reconocer en ese Buen Pastor, al Jesús que dio su vida por todos y cada uno de nosotros que somos sus ovejas? Jesús es Rey, sí, pero con el cayado de Pastor. Dejémonos conducir por él. Sigamos sus pasos. Él nos conducirá a las verdes praderas de su Reino.
La segunda lectura, de San Pablo a los Corintios, ha recogido esta frase que nos llena de confianza: “Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte.” El reino que nos trae Jesús es un reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino en el que la muerte será vencida y en el que todos acompañaremos a Jesús Resucitado.
El relato del evangelio de San Mateo nos ha contado la conocida como parábola del Juicio Final. Llegará un día en el que Jesús, sentado en su trono, nos juzgará. ¿Cuál será la materia del juicio? El amor que hemos mostrado a los que sufren. Si hemos dado de comer al hambriento, de beber al sediento, si hemos atendido al enfermo, al peregrino, al desnudo, al encarcelado. Ese Cristo Rey, que un día nos juzgará, nos invita a vivir volcados hacia los demás, ya desde ahora.
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