NAVIDAD JUBILAR
Queridos amigos.
Desde siempre el ser humano celebramos la vida, los acontecimientos, las historias personales y las de los pueblos. Celebrar es algo connatural a la persona. Los grupos humanos siempre hemos tenido algo que celebrar: el rotar de las estaciones, los frutos del campo, los acontecimientos de nuestras vidas que van tejiendo nuestra historia personal y comunitaria y otros muchos gestos.
La historia de la Iglesia con sus celebraciones nos indican hasta qué punto la fiesta es un elemento esencial para celebrar la vida, la fe y vivir en caridad de esperanza permanente entre las personas.
El papa Francisco nos ha invitado a celebrar el Jubileo como “peregrinos de esperanza”, que comenzará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de S. Pedro, el 24 de diciembre y se clausurará el día de Epifanía de 2026. En nuestra diócesis de Jaca y en la Catedral de Jaca, nuestro obispo celebrará la Eucaristía como solemne apertura del Año Santo con el anuncio de la Indulgencia Jubilar.
Es deber de cada uno de nosotros y de la Iglesia el saber escrutar los signos de la época en que vivimos e interpretarlos a la luz del Evangelio.
El primero debe ser “la paz para el mundo, que vuelve a encontrarse sumergida en la tragedia de la guerra. Es tiempo de que las armas se callen y dejen de traer destrucción y muerte.
El segundo signo de esperanza es una visión de la vida llena de entusiasmo para saber compartir con los demás. El egoísmo nos ahoga y nos rompe, nos conduce al consumismo extremo. Todos estamos llamados a testimoniar en el mundo con la fecundidad del amor.
El tercer signo de esperanza es sembrar vida encarnada, al estilo de Jesús; desde la entrega generosa, y la amnistía total para concedernos el perdón y el abrazo de hijos de Dios.
En este tiempo de Navidad, el Señor nos visita para quedarse entre nosotros, para traernos y ser la Buena Noticia para todos, queriendo vendar los corazones heridos y proclamar la liberación en este Año de gracia Jubilar que acabamos de estrenar.
Que en esta Navidad abramos todos nuestra puerta del corazón, ofreciendo un signo de proximidad a los enfermos, a los que están solos, a los alejados de su familia y que las Obras de Misericordia sean también obras de esperanza y programa de nuestras vidas.
Feliz Navidad y próspero Año 2025. Un abrazo de hermano
Fernando Jordán Pemán. Párroco
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