LA SEMILLA DEL REINO
Muchos sembradores han pasado por mi vida. ¡Tantas semillas han caído en mi corazón! Algunas han crecido sin yo darme cuenta. Otras las he cultivado yo mismo. Otras más han sido otros quienes las han hecho crecer. A veces son semillas de virtud, semillas de ilusiones, semillas de miedos, de traumas, de deseos.
Unas han dado árboles frondosos, otras espinas. Algunas han muerto ya, otras están naciendo. De entre todas las semillas, sin embargo, hay una especial. Es la mejor. Incluso si aún es pequeña. Se llama la semilla del Reino. De un Reino de amor. Del Reino de Cristo.
Ella no es sólo deseo, no es sólo ilusión, no es sólo incertidumbre; es todo eso y mucho más. Es aquella que da vida. Es aquella que pide mucha agua, mucho esfuerzo, mucho espacio en el corazón… pues es la única que lo llenará plenamente. La semilla es verdadera. Existe en mí, Dios la ha colocado.
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