Domingo 2º Navidad, ciclo C
- – Y EL VERBO SE HIZO CARNE. Y no se encarnó en una naturaleza pura, como la de Adán y Eva antes del pecado, sino en una naturaleza con las secuelas del pecado. A nosotros esto nos sigue pareciendo demasiado hermoso y nos cuesta creerlo. Un Dios hecho “carne” identificado con nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. Un Dios que pisa nuestro suelo, come con nosotros el pan de los sudores, y experimenta el amargo sabor de nuestras lágrimas. Un Dios que respira nuestro aire, bebe nuestro vino, mira extasiado la multitud de estrellas por la noche, obra de las manos de su Padre, y muy de mañana contempla la belleza de los lirios del campo en primavera. Un Dios que “trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros excepto en el pecado” (G.S. 22).
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