Categoría: "PLEGARIAS"
CON RAMOS DE OLIVO TE ACLAMAMOS (Fragmento)
Te aclamamos contentos porque nos llenas de esperanza. Por eso creemos que este mundo tiene remedio, que se puede dar la vida como Tú, para crear vida; que, juntos contigo y con los otros, somos una familia; que, poco a poco, vamos haciendo tu reino y que nos juntaremos, en tu abrazo, al final de los días. Te aclamamos, te felicitamos y te admiramos, por lo bien que nos explicaste la mejor manera de vivir, por cómo nos contaste quién es nuestro Dios, padre y madre; porque nos abriste caminos nuevos y nos llenaste de ilusión; porque, aunque las cosas te fueron difíciles, llegaste hasta el fin, porque nos invitas a vivir a tu manera y a contar con tu presencia. Y porque sentimos que caminas a nuestro lado…
GRACIAS, JESÚS… TU PASIÓN MERECIÓ LA PENA
Mª Patxi Ayerra
SOY COMO ELLA (Fragmento)
¡Qué fácil nos resulta juzgar a los demás! Ahora me pongo en situación. Observo como Jesús se acerca a la mujer adúltera juzgada y condenada por todos y le pregunta dónde están esos que la condenan. Cuando todos tiran la piedra de sus manos, Él la toma de la mano. Y la levanta. Y, ella, fijando su mirada en Jesús se siente nacer de nuevo, alegre, amada, respetada, dignificada.
«Vete en paz. Yo tampoco te condeno». Me impresionan estas palabras del Señor porque ponen en pie al hombre. Nos permiten caminar con la cabeza bien alta. Nos permiten entender que, en lo profundo de nuestro corazón, no nos llena el egoísmo, ni la soberbia, ni los intereses personales, ni la vanidad, ni los placeres. Que lo que más nos llena es encontrarnos con Ese que es más grande y hermoso que el amor mismo.
EL HIJO PRÓDIGO
Te bendecimos, Dios Padre, porque Jesucristo, tu Hijo, fue conocido y acusado como "el que acoge a los pecadores". En la parábola del hijo pródigo nos dejó la mejor y más exacta radiografía de tu corazón de padre que ama y perdona siempre.
Bendito seas, Señor, porque eres un Dios reconciliador y no nos tratas como merecen nuestros continuos desdenes, sino que corres a nuestro encuentro y, como al hijo pródigo, nos colmas de amor, besos, ternura, regalos, pan y Eucaristía. Hoy queremos desandar el camino para descansar al fin en tus brazos, dejándonos querer por ti; así, rehabilitados, podremos sentarnos a tu mesa con todos los hermanos. Amén.
HIGUERA SIN FRUTO
No es la primera vez que vienes y que la higuera, arrogante, muestra sus hojas –verdes, grandes, ásperas, sin fruto–, engañándote. Sabes que ocupa terreno fértil, que sudaste y te deslomaste “cuidándola” para que diera los higos mejores, inútilmente.
Y, aunque tienes ganas de cortarla, tu corazón de hortelano se resiste. Le cavarás la tierra, le echarás abono nuevamente... Déjala un poco más. Déjanos un poco más. Déjame un poco más, Señor, y cuídame.
Florentino Ulibarri
TRANSFIGURACIÓN
Señor Dios nuestro: Por el poder de Jesús, nuestro Señor transfigurado, nos llamas a transformar nuestro mundo a imagen de Jesucristo, tu Hijo. Arranca nuestras máscaras. Que nos podamos encontrar y aceptar unos a otros como somos y que juntos intentemos ser aquello a lo que tú nos has llamado.
Danos la gracia de comprometernos en favor de la justicia y la fraternidad para que atinemos a cambiar este duro y frío mundo en un signo y detalle de que tú estás con nosotros, por medio de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.