Categoría: "PLEGARIAS"
POR TU CAMINO, SEÑOR
Aunque me tiemble el pulso,
seré de los tuyos, anunciaré tu Palabra
apoyaré, con mis débiles fuerzas,
la Verdad que tu camino me indica.
POR TU CAMINO, SEÑOR
Creeré y esperaré en la eternidad que me brindas.
Soñaré que, más allá de la noche incierta,
aguarda un paraíso de felicidad y de plenitud.
POR TU CAMINO, SEÑOR
Entenderé que, más allá de la casa en la tierra,
me esperas con un sitio cerca del Padre;
volverás para cumplir, como siempre lo haces,
con tus promesas que superan
las nuestras, humanas, caducas y falsas.
POR TU CAMINO, SEÑOR
Descubriré que, avanzando Tú por delante,
eres la vía que lleva al rostro del Padre,
eres el sendero iluminado por el Espíritu Santo,
eres Aquel que, cuando se mira,
encuentra frente a frente al que en el cielo espera.
POR TU CAMINO, SEÑOR
Te veremos y cantaremos la grandeza de creer en Ti.
Te conoceremos y, contigo, sabremos de Dios.
Te conoceremos y, contigo, viviremos en Dios.
Te conoceremos y, contigo, marcharemos al Padre.
Viviremos y, viviendo contigo,
sentiremos que vivimos Aquel que te envió.
Amén
Javier Leoz
"Dios omnipotente,
que afirmaste la tierra sobre sus cimientos,
te pedimos que disipes nuestros temores
y escuches nuestras súplicas,
para que,
apaciguados los temblores de la tierra,
experimentemos constantemente tu misericordia
y. seguros de tu protección,
te sirvamos con acción de gracias.
Acuérdate de nuestros hermanos
que han muerto en Lorca,
admítelos a contemplar la luz de tu rostro,
te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos."
Amén
"Santa María Real de Las Huertas,
María Santísima,
que presides nuestros días
y en las noches tormentosas,
sabiamente alumbras el camino,
confiamos en tu protección.
Beato Juan Pablo II,
Ruega por nosotros.
QUEDATE, SEÑOR,
NO PASES DE LARGO
Que, si ahora todo es luz,
sin ti y cuando te vayas, volverá a ser oscuridad.
Que, si ahora veo tu grandeza,
sin Ti y cuando te vayas, sólo tocaré mi pobreza.
QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Porque, mis dudas con tu Palabra,
se convierten en seguras respuestas.
Porque, mi camino huidizo y pesaroso
se transforma en un sendero de esperanza
en un grito a tu presencia real y resucitada.
QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Que, contigo y por Tï,
merece la pena aguardar y esperar.
Que, contigo y por Ti,
no hay gran cruz sino fuerza para hacerle frente.
Que, contigo y por Ti,
la sonrisa vuelve a mi rostro
y el corazón recuperar su vivo palpitar.
QUEDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Porque, contigo, mi camino es esperanza.
Porque, contigo, amanece la ilusión.
Porque, contigo, siento al cielo más cerca.
Porque, contigo, veo a más hermanos
y siento que tengo menos enemigos.
Porque, contigo, desaparece el desencanto
y brota la firme fe de quien sabe que Tú, Señor,
eres principio y final de todo.
Amén.
Javier Leoz
PORTAVOZ DE TU PAZ, SEÑOR
Sin miedo a los nuevos retos
y con las puertas bien abiertas.
¡POR TU PAZ, SEÑOR!
Con alegría y alejándome de la tristeza
sintiéndome llamado y comprometido
empujado y urgido a dar razón de Ti.
¡POR TU PAZ, SEÑOR!
Sabiendo que, con tu aliento,
no temeré tormenta alguna
ni huracán alguno detendrá mi valor.
¡POR TU PAZ, SEÑOR!
Si como Tomás, pido pruebas de tu existencia
muéstrame tu rostro por la fuerza de la Eucaristía
y, si como Tomás, no creo sino después de ver
hazme saber que, Tú Señor, caminas a mi lado.
¡POR TU PAZ, SEÑOR!
Y si las dificultades asoman en el horizonte
que, Tú Señor, despejes con tu poder
aquello que entorpece mi labor de mensajero.
¡POR TU PAZ, SEÑOR!
Porque en Ti confío
Porque en Ti espero
Y, de tu misericordia, agradezco tus desvelos.
Y, de tu misericordia, espero tus caricias.
Y, de tu misericordia, añoro tu abrazo.
Y, de tu misericordia, deseo la paz verdadera,
la paz que Tú sólo das
la paz que, sin Ti,
no la puede alcanzar el mundo
Amén.
Javier Leoz
ERES TU, SEÑOR, QUE ENTRAS
A lomos de un asnillo, humildemente
y sin más pretensión que cumplir
la voluntad de Aquel que te sostiene.
Para celebrar tu pasión, muerte y resurrección
y, sufrir, llorar y morir
para que no lo hagamos por siempre nosotros.
ERES TU, SEÑOR, QUE ENTRAS
Rodeado de música y de salmos
con palmas en las manos, vítores y aclamaciones
Porque, tus horas tristes, aunque sean grandes
hoy son anunciadas y publicadas de esta manera:
Siervo, entre los siervos
Pobre, entre los más pobres
Obediente, has la muerte
Dócil, en el camino hacia el madero
Fuerte, ante la debilidad de los que te rodean.
ERES TU, SEÑOR, QUE ENTRAS
Sales al escenario de la Jerusalén
La ciudad que hoy te aclama
y, la urbe, que mañana te dará la espalda
La ciudad que hoy te bendice
y, el bullicio que mañana gritará: ¡crucifícale!
Avanzas por esa ciudad, Jerusalén,
que son las calles por las que nosotros caminamos:
encrucijadas de falsedades y de engaños
de verdades a medias que son grandes mentiras
de amistades y de traiciones
de fidelidades y de deserciones
de amigos que compran y se venden.
ERES TU, SEÑOR, QUE ENTRAS
Porque sabes que, para ganar,
hay que saber perder
Porque con tu entrada triunfal en Jerusalén
nos invitas a dejarnos enterrar
para que en un amanecer despertemos a la eternidad
Porque, al ascender por nuestras calles
nos muestras que, en la cruz que te espera,
se encuentra multitud de respuestas
ante tantos interrogantes del hombre.
Javier Leoz. Sacerdote Diocesano de Pamplona