« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
XXIX DOMINGO ORDINARIO
Este es el milagro que nos pide el Evangelio de este Domingo. Pasar de esa actitud normal de pensar sólo en nosotros, de ser los primeros, de medrar aún a costa de los otros, a una actitud de servicio, que nos lleve a vivir siempre disponibles, pensando en los demás.
Contraste en el Evangelio
La actitud ambiciosa de Santiago y Juan, llama más la atención, si leemos los párrafos anteriores en los que Jesús anuncia su Pasión: "Subiremos a Jerusalén. El Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes... le condenarán a muerte, se burlarán, le escupirán, lo azotarán, lo matarán y a los tres días resucitará"
Y muy inoportunos, como si no hubieran oído las preocupaciones del Maestro le hacen la petición: "Concédenos sentarnos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda".
– Poco se habían aprovechado estos hermanos de las enseñanzas de Jesús. ¿En qué quedan las Bienaventuranzas o el hacerse como niños, o el querer ser los últimos, para ser los primeros en el Reino de Dios?
Los propios Evangelistas sienten un poco de rubor por esta escena. Lucas nos la cuenta y Mateo la disimula, poniendo la petición en labios de la madre y así queda mejor.
Los otros diez se indignan. No sabemos, si extrañados de su torpeza en aprender o porque se les adelantaban a pedir lo que, también, ellos habían soñado.
– No nos escandalicemos. Lo que ellos piden a Jesús es lo normal, que los hombres apetecemos. El Diccionario define la ambición como un "deseo ardiente de conseguir poder, riqueza, dignidades o fama". Y eso es el pan nuestro de cada día en nuestros corazones.
"Sois capaces de beber el cáliz..."
Jesús no les contestó directamente. Tuvo paciencia. Ellos irían descubriendo, que en la Escuela de Jesús todo es diferente.
Por eso les pregunta, si podían beber de su cáliz. Que era lo mismo que decirles: ¿Podéis ser mis seguidores, recorriendo mi camino, participando en los sinsabores que lleva consigo el cargar con mi cruz?
Jesús no les promete nada. Si le siguen tendrán horas amargas, beberán como Él el cáliz hasta las heces, pero el premio, la gloria del cielo, que lo da el Padre, es la respuesta al compromiso de fidelidad evangélica.
– En nuestras manos está el presente, la vida de cada día, que si la hacemos generosa, llenándola de amor, esperanza y alegría, no faltarán los sinsabores. También compensaciones, porque "hay más alegría en dar que en recibir".
Pero el cielo, que siempre es regalo de Dios, está garantizado. Si con Jesús, quiero hacer un cielo de la vida de cada día, un cielo para mis hermanos los hombres, sobre todo para los más faltos de esperanza, la gloria eterna me la encontraré como la mayor sorpresa.
"No ha de ser así entre vosotros"
Esta palabra la teníamos que oír a todas las horas y nos la teníamos que decir, con fuerza y convicción, unos cristianos a otros. Los padres a los hijos, los amigos y todos los predicadores. Jesús es distinto. Los cristianos tenemos que ser diferentes.
El mundo, con sus potentes altavoces, tiene un poder inmenso. Su filosofía, sus valores, sus sueños... nos encandilan a todos. Lo importante es el prestigio, el poder, el dinero, la fama, el triunfo, pasarlo bien... Y esto a cualquier precio.
Jesús recuerda lo que pasa: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Vosotros nada de eso, el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos"
Como el "Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir", así tenemos que ser nosotros.
Servir es la consigna. Jesús se llamó el "Siervo de Yavé". Santa María "la Esclava del Señor" y nosotros, tenemos que ser los que quieren servir a los hermanos.
+ MONS. JOSÉ MARÍA CONGET