« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
ES UN FIESTA PARA TODOS
Querido amigo:
La fiesta de Pascua no es sólo una celebración litúrgica, ni un recuerdo del pasado, ni una manifestación externa de alegría, ni un acontecimiento aislado que sucedió hace muchos años. No se canta el aleluya sólo porque “algo debió ocurrir” después de la muerte del Señor. Es mucho más. Es, principalmente, una manifestación del amor poderoso de Dios que hemos de celebrar, vivir y disfrutar en el fondo de nuestro ser, tanto personal como comunitariamente.
Por eso, la Pascua no es propiamente una “fiesta exclusiva” para cristianos. Es el hecho decisivo para toda la humanidad. Es acontecimiento universal que orienta y arrastra todo hacia la salvación definitiva. Bien podríamos decir que el Resucitado es “el corazón del mundo” (Karl Rahner), por ser la fuerza secreta que sostiene el cosmos y lo impulsa hacia un verdadero destino, siendo la fuerza de Dios que atrae la historia del hombre y del mundo hacia su vida misteriosa e insondable. Todo esto se nos escapa porque aún estamos en camino.
Lo primero que tenemos que hacer es tomar conciencia de que este mundo rasgado por el sufrimiento y el egoísmo, está habitado por un Misterio acogedor que Jesús llamaba Padre. En el mundo hay tanto mal y tal «exceso» de sufrimiento que la vida nos puede parecer algo caótico y absurdo. No es así. Aunque, a veces, no sea fácil experimentarlo, nuestra existencia está sostenida y dirigida por Dios hacia una plenitud final. La resurrección de Cristo ha decidido el final glorioso de todo. Resucitando a Jesús, Dios ha iniciado algo que ahora mismo está sucediendo: el movimiento del mundo entero hacia la vida eterna.
Por eso, la Pascua no es propiamente algo que afecta sólo a la Iglesia. Es el hecho más decisivo para la humanidad. Un acontecimiento universal que lo orienta y arrastra todo hacia la salvación.
Lo más grande y también lo más atrevido del cristianismo es la fe en la resurrección. Cristo resucitado está vivo en su palabra evangélica aunque a no pocos les parezca hoy utópica o vaciedad. Está vivo en la Iglesia aunque su ser más hondo no sea a veces captado ni por los que viven dentro de ella. Está vivo en el corazón de todos los hombres y mujeres, despertando en ellos un hambre de amor, de justicia y de vida, que no puede ser saciado en esta tierra que ahora conocemos. Dios se ha convertido en la inquietud eterna de este mundo.
Sería una falsificación mezquina de la fe pascual reducirla a esperar la vida eterna sólo para uno mismo. «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad» (1 Tm 2, 4). Si en este día de Pascua se despierta dentro de mí un gozo único es porque espero la vida eterna de Dios, sobre todo, para tanta gente a la que veo sufrir en este mundo sin conocer la dicha y la paz. La Pascua puede ser fuente y estímulo de una vida nueva. La fe en Cristo resucitado es la razón de la celebración de la Pascua.
Feliz Pascua Florida, te desea
Fernando Jordán Pemán
Párroco