« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
LA PIEDRA CEDIÓ
Queridos hermanos:
La resurrección del Señor es un modo precioso de construir un mundo nuevo y contribuir a la renovación de la sociedad.
Echamos la mirada a aquella piedra donde depositaron a Jesús y descubrimos que la vida era tan rica y profunda que no cabía en aquella oquedad de la muerte. Y la luz reventó su tiniebla, siendo imparable los rayos de luz que entraban por las rendijas.
La piedra cedió el paso no a la vida de antes, no a la mortalidad precedente, sino a la vida nueva que a eternidad sabía. Así fue el camino del triunfo de Jesús resucitado sobre la muerte.
En este tiempo, en medio tantas tristezas y angustias, ponemos en nuestros labios un canto de vida, de alegría, que tiene como estribillo y estrofa el “aleluya”, que en su pentagrama musical destila notas de agradecimiento, de vida, de paz y de amor.
Desde esta luz del Resucitado, la vida es abrazada, respetada y defendida, porque es un regalo demasiado grande como para dejarla en el trastero de la historia. La Pascua tiene su hermosura siempre renovada, que engendra esperanza y que brinda sonrisas, no como si nada hubiese ocurrido, sino porque ha acorralado a la muerte de la oscuridad y da paso a la vida de la luz que ilumina nuestro futuro y hace caducas nuestras desgracias mortales.
La resurrección del Señor significa el triunfo de la vida sobre la muerte. Este anuncio deja traslucir por todos los poros la alegría del triunfo. Lo que era considerado por un fracaso se ha tornado triunfo, se ha pasado del miedo a la audacia.
Con Cristo resucitado, que está siempre con nosotros, hemos de decir al mundo y al hombre actual: que el Señor está en medio de su pueblo, que nos acompaña siempre y que es nuestra fuerza para vencer todas las dificultades que encontremos en la entrega y el servicio a Él y a los hermanos.
Os deseo feliz Pascua de Resurrección.
Fernando Jordán Pemán
Párroco