« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
HOMILÍA
Hemos escuchado las lecturas correspondientes al domingo décimo cuarto del Tiempo Ordinario. Un domingo situado ya en pleno mes de vacaciones para tantos, en un ambiente festivo y relajado, propicio al encuentro con familiares, amigos y vecinos. Hoy, la Palabra de Dios nos ha hablado, precisamente, de descanso, de sosiego, de paz, de alegría, de cómo Jesús llama a los cansados y agobiados por los problemas y las dificultades de la vida a acercarse a Él para encontrar esa paz interior sin la cual no es posible ser felices. Los textos bíblicos nos han enseñado también que un creyente en Jesús no puede vivir según los criterios y comportamientos de este mundo egoísta, insolidario, indiferente a la suerte de los más desfavorecidos.
En la primera lectura, el Profeta Zacarías suspira por un pastor bueno que sepa guiar a su pueblo, que gobierne con mansedumbre y sencillez, que se aleje del lujo, de la opresión. Sus palabras: “Mira a tu rey que viene a ti montado en un asno” nos recuerdan la entrada de Jesús en la ciudad de Jerusalén aquel primer domingo de Ramos. Él será ese pastor bueno que buscaba el profeta, el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Busquemos nosotros también la sencillez en las relaciones humanas. Construyamos la paz y la concordia. Pensemos que nadie es más que nadie, que todos estamos hechos del mismo barro, que la soberbia y el orgullo no han de tener cabida en nuestras vidas ni en nuestros corazones.
En la segunda lectura, San Pablo les hablaba a los cristianos de Roma de dos formas diferentes de vivir: según la carne y según el espíritu. Para el Apóstol, vive según la carne, el que piensa, habla y actúa según esos comportamientos egoístas, injustos e insolidarios que parecen darse en este mundo. Y vive según el espíritu todo aquel que, habiendo descubierto a Jesús, sigue sus huellas. En estos días de descanso, encontremos tiempo para la reflexión sobre esta materia ya que no es posible vivir, a medias, la fe y el compromiso cristiano.
El relato evangélico lo hemos tomado de San Mateo. Cuando tiene lugar la escena que hemos leído hoy, Jesús ya lleva un tiempo realizando su misión y percibe con claridad cómo le van las cosas. La Buena Noticia no es aceptada por aquellos que se consideran guardianes de la Fe. En cambio, la gente sencilla sí que la podía acoger. Jesús viene a decirles que lo que Dios quiere es que el hombre viva su vida en plenitud y que esa larga lista de preceptos, muchos de ellos arbitrarios, no eran la puerta imprescindible para salvarse. Aceptemos el yugo del amor de Jesús. Vayamos a Él si las dificultades y los problemas de la vida nos han llenado de cansancio y de agobio.