« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
HOMILÍA
Avanzamos, poco a poco, en el nuevo curso pastoral y la Palabra de Dios de este domingo, veinticuatro del Tiempo Ordinario, nos ayuda a vivirlo de una forma más intensa y eficaz. Nada podremos hacer si, el comportamiento personal de cada uno de nosotros, no es capaz de superar, con la ayuda de Dios, todo lo que nos está separando de él y de los demás. Procuremos todos ser un poco mejores para que, las distintas actividades que realicemos, sean como el Señor espera.
La primera lectura la hemos tomado del libro del Eclesiástico. Nos ha presentado actitudes y comportamientos que necesitan corrección: rencor, ira, venganza, odio, falta de compasión, ofensas. Estamos llamados a vencerlas con el perdón, con la fidelidad a los mandamientos, con la alianza con el Señor, con el pasar por alto las ofensas, con el pensar en el final de la vida que a todos nos espera. Luchemos por hacer una sociedad y una Iglesia mejores, sí, pero empecemos por ser mejores cada uno de nosotros. Trabajemos por esa perfección a nivel personal.
La segunda lectura, de San Pablo a los Romanos, nos ha recordado que nadie de nosotros está solo en el camino de la vida: “Si vivimos, vivimos para el Señor. Si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor”. Desarrollemos una inmensa confianza en ese Jesús que nos dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días”.
El relato del evangelio del evangelio de Mateo ha sido como el contrapunto de la primera lectura: frente al rencor, el odio y tantas otras cosas parecidas, solo existe ese perdón que debemos poner en marcha “setenta veces siete”, es decir, siempre. Jesús nos recordaba que, si somos perdonados por él, también debemos estar dispuestos a perdonar a los demás. Mucho más, si el pecado que nos ha sido perdonado es de mayor gravedad que aquel que nos toca perdonar a nuestro prójimo.