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V DOMINGO DE PASCUA
No podía faltar en Pascua, que es el tiempo de proclamar la Vida Nueva, que nos nace con el Bautismo, la llamada al Mandamiento del Amor.
Las palabras de hoy pertenecen al Discurso de la Última Cena. Jesús les lavó los pies, para que la lección les entrara por los ojos. Dijo su primera Misa, encargándole a la Iglesia, que repitiera esta entrega de amor: "Haced esto en memoria". Y luego les dijo esa palabra comprometedora: "Os doy un Mandamiento Nuevo". Y quiso que el amor, vivido como Él lo vivió, fuera el signo de nuestra identidad de cristianos.
Palabras en la sobremesa
– "Cuando salió Judas..." Así empieza el relato. Ya todo estaba a punto para la muerte. El traidor iba a consumar la entrega. Llegaba la Hora de Jesús. Tenía miedo. Pero estaba decidido. Era el momento de cumplir la voluntad del Padre, de glorificarlo, con una entrega hasta la muerte, por amor.
Y al mismo tiempo, de ver cómo el Padre, da gloria al Hijo, resucitándolo de la muerte. Por eso dijo Jesús esas palabras, llenas de misterio: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en Él”.
No sabemos que entendieron los Apóstoles. Pero nosotros, que conocemos la Resurrección de Jesús, comprendemos muy bien sus palabras: "...pronto lo glorificará".
– "Me queda un poco de estar con vosotros..." Es la despedida. Quiere que abran bien los oídos. Todo era el Testamento. Un encargo para después. Piensa que ellos tienen que dar la gloria al Padre, continuando en la vida de la Iglesia, la obra de Jesús, amando como Él: "Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado".
"Os doy un mandamiento nuevo"
Lo llama nuevo, no porque el amor no entrara en los mandamientos de la Antigua Ley. Se decía en Levítico: "Amarás a tu prójimo, como a ti mismo. Yo Yahvé". (Lev. 19.18).
Y los Profetas habían marcado con fuerza el sentido religioso del amor. "El ayuno que yo quiero... es partir el pan con el hambriento. Recibir en casa a los pobres sin hogar... Entonces brotará tu luz como la aurora". (Is. 58.6-9)
El amor que proclama Jesús es nuevo, distinto y siempre se estrenará en corazón de cada cristiano.
a) Es nuevo el concepto de prójimo. Prójimo es todo hombre: bueno o malo, rico o pobre, cristiano o judío, amigo o enemigo. Prójimo no es quien yo busco, porque me cae bien, es el que me sale al paso. Dios me lo pone en el camino. Si alguien duda, que lea la Parábola del Buen Samaritano, (Lc. 10. 29-37). "Bajaba un hombre..." Los "buenos" dieron un rodeo. El samaritano lo atendió. Y para entender el amor a los enemigos, es bueno leer a Lucas 6. 27-28 y 35-38).
b) Es nueva la calidad del amor. "Como Yo os he amado". No hay ejemplo más exigente y claro. Amó a todos, sin reservarse nada. Lo dio todo: al final nos regaló a su Madre. La generosidad y el perdón fueron las actitudes más salientes de su amor.
c) Es nueva la fuente del amor. El amor no nace de nosotros, de nuestra voluntad, sino de la gracia de Dios, que se nos derrama. Esta palabra de invitación al amor, está dicha en el contexto de la alegoría de la Vid y los Sarmientos. Yo cristiano, recibo por el Bautismo la savia de Jesús. Puedo dar los frutos de Jesús. Y siempre el amor es el primero. (Jn. 15. 12-17).
"La señal por la que os conocerán..."
Sobran palabras, sobran otras señales para que nos conozcan. Sólo el amor, limpio, generoso, creativo es el signo de nuestra identidad cristiana. Un amor que no es respuesta al amor, que me dan. Un amor que es respuesta al amor que Dios me tiene. Y que me empuja a ir por la vida, creando amor. Poniéndolo donde no lo hay. Respondiendo con amor a muchos gestos cargados de desamor y hasta de odio. Aquí sí que vale el refrán: "Obras son amores y no buenas razones".
¡Santa María Madre del Amor Hermoso, Señora del Mes de Mayo, tan visitada en tantos Santuarios... pon como flor en el ojal de nuestra vida, mucho amor. Así seremos en la vida, romeros de tu Hijo Jesús!
+ MONS. JOSÉ MARÍA CONGET