« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
27 DOMINGO ORDINARIO
Esta petición de los Apóstoles la tenemos que repetir los creyentes, constantemente en la vida.
– Cuando nos reconocemos pecadores y nos cuesta confesarnos...
– Cuando participamos en la Eucaristía tan despistados...
– Cuando se nos hace cuesta arriba perdonar...
– Cuando nos puede el brillo del dinero y no dudamos de ningún medio para conseguirlo...
– Cuando nos cuesta la castidad, la fidelidad conyugal, la paternidad responsable...
– Cuando nos llega la cruz o asoma la muerte y sentimos miedo...
– En tantas y tantas ocasiones... nuestra plegaria tiene que ser: "¡Señor, auméntanos la fe!"
La petición de los Apóstoles
Estamos en el camino a Jerusalén. Jesús el Maestro. Les va proponiendo el programa de la vida cristiana: "no podéis servir a Dios y al dinero... Tienen que escuchar a Moisés y los Profetas... Todo el que se separa de su mujer y se casa con otra comete adulterio... ¡Ay del que provoque los escándalos...! Si tu hermano peca contra ti siete veces y te dice: "Me arrepiento, perdónale"
Y es en ese momento, cuando van entendiendo todas las exigencias del Evangelio y se sienten incapaces, cuando le hacen esa oración, pidiéndole más fe.
– Petición siempre necesaria para nosotros. La llamada a la santidad nos la hace el Señor a todos: casados, solteros, religiosos, sacerdotes. ¿Qué hacemos? ¿Olvidamos sus exigencias y tiramos la toalla, viviendo de rebajas o seguimos adelante? Si el Señor nos regala esa fe iremos adelante. Una fe que es un don del cielo, pero una tarea de cada día.
"Como un grano de mostaza..."
Jesús no les contesta diciéndoles: "Os doy más fe", sino que les hace más apetecible la fe, diciéndoles: "Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: arráncate de raíz y plántate en el mar y os obedecería".
A los Apóstoles les costó vivir en esa fe. En alguna ocasión les llamó: "Hombres de poca fe". Al final de su vida le garantiza esta fe a Pedro: "Yo he rogado, por ti, para que tu fe no desfallezca" (Lc. 22.32). Y la fe les vino de lleno con la Resurrección y la luz y la fuerza de Pentecostés.
– ¿Tengo yo esa fe de un grano de mostaza?
Tener fe es contar con Dios en la vida. No sólo creer que Alguien nos acompaña. (Eso que oímos muchas veces: Algo tiene que haber). Es creer de lleno en Jesucristo. Sentirnos unidos a Él. Ser sus amigos. Querer que su Palabra ilumine y fortalezca nuestra vida.
La Virgen es el gran modelo de nuestra fe. Creyó que el Espíritu Santo haría maravillas de Ella. "Dichosa tú que has creído”, le dijo su prima Isabel.
Una fe que es disponibilidad
Fe de servidores de Dios. Eso nos quiere decir esa parábola, tomada de aquel tiempo, con unas relaciones de total dependencia entre el amo y sus criados. Jesús no entra en esa relación social. Sólo la comenta para darnos su doctrina. Destaca la gratuidad del don de Dios. La fe se me regala y me hace vivir pendiente del Señor, con una conciencia ingenua de "siervo inútil, que hace lo que tiene que hacer".
Ojalá pueda decir como María: "He aquí la esclava del Señor". Bendita esclavitud, que me ennoblece y engrandece, más que todos los señoríos de la tierra.
+MONS. JOSÉ MARÍA CONGET