« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
XIV DOMINGO ORDINARIO
«LA MIES ES ABUNDANTE Y LOS OBREROS POCOS»¡
El pasaje que hoy leemos, sobre el envío de los 72 discípulos lo cuenta sólo San Lucas. San Mateo refiere, también, detalles de este discurso, a propósito del envío de los doce Apóstoles. Este encargo de Jesús a sus discípulos, nos da luz sobre la tarea misionera de la Iglesia y las condiciones en que se tiene que desarrollar.
- Oración por las vocaciones
"Les decía: la mies es abundante y los obreros pocos, rogad, pues, al dueño de la mies, que mande obreros a su mies".
El mundo entero es el campo de Dios. Para todos ha venido Jesús, como Salvador. Por eso hasta el último rincón del mundo y hasta el último momento de la Historia, tiene que darse a conocer la Buena Noticia de Jesús.
Faltan misioneros. Hombres y mujeres, testigos de Jesús, en los países que llamamos de misión. Faltan vocaciones sacerdotales y religiosas entre nosotros. Se necesitan laicos cristianos, que evangelicen los ambientes. El Papa habla de esos "nuevos areópagos", en los que los cristianos tenemos que hacer presente a Jesús. "Los obreros son pocos" ¿Qué haremos? Rezar al dueño de la mies. Es la primera consigna de este Domingo.
- Nosotros mismos tenemos que ser evangelizadores
"Poneos en camino". Es la invitación del Señor a aquellos y a nosotros. "Id al mundo entero y predicad el Evangelio", fue la primera invitación de Cristo resucitado.
En San Pablo caló tan profundamente este mandato, que escribió: "¡Ay de mí si no evangelizo!" (1 Cor. 9.16).
"Evangelizar constituye la dicha y vocación de la Iglesia", escribió Pablo VI. (E.N.14)
En la Iglesia todos estamos llamados a ser evangelizadores. Unos lo harán al estilo de Javier: recorriendo caminos, hablando, dando catequesis. Otros como Santa Teresita, Patrona de las Misiones, por su oración y entrega. Pero todos estamos llamados a ser misioneros, enviados.
- Algunas consignas de Jesús en su mandato misionero
La lectura del Evangelio nos describe algunas características de este deber misionero.
A) No es una tarea fácil. "Os mando como ovejas, en medio de lobos" Así fue Jesús, "el Cordero de Dios". Así fueron los Apóstoles, que terminaron mártires.
Nosotros, –sacerdotes, religiosos y seglares–, no lo tenemos más fácil si queremos ser evangelizadores. No disimulamos nuestra fe. Enseñamos con la vida y la palabra. Pero vamos con paciencia y esperanza. Nunca imponemos, sólo proponemos. No está de moda el Mensaje de Jesús. No suena a progre. Pero vamos en su nombre.
B) Con toda la pobreza. "No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias". Era una invitación a la sencillez y a los medios pobres. A veces somos tan pobres, que ni convencen nuestras palabras, ni nuestra vida.
"El obrero merece su salario". Dice más adelante. La Iglesia necesita medios materiales para llevar adelante su misión. No somos ángeles, sino hombres. Por algunos buzones ha aparecido una hoja, diciendo que una religión que cobra no es buena. No hay que hacer caso a esta propaganda, frente a esa palabra de Jesús. No dejamos de ser pobres, porque pidamos la ayuda de la comunidad.
C) Llevamos la paz. "Cuando entréis en una casa decid primero: Paz en esta casa". La Buena Noticia de Jesús sólo puede comunicarse con paz y alegría. A los cristianos se nos tiene que notar que estamos contentos. Los Catequistas, los predicadores, los padres cristianos ante los hijos... tenemos que contagiar por la paz, la serenidad, la alegría... "Curad a los enfermos" Como signo de esa paz, nos preocupamos de la gente y les ayudamos en todo lo que podemos. Hay una paz que viene del perdón de los pecados, de la compresión, del diálogo fraterno. Esa paz la lleva la Iglesia.
Dios no nos falta
"No estéis alegres de que se os someten los espíritus. Estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el libro de la vida".
No siempre acompaña el éxito a nuestra tarea evangelizadora. El propio Jesús conoció el fracaso. Pero Él nos anima diciéndonos que por haber sido evangelizadores, catequistas, testigos... nuestro nombre está escrito en el corazón de Dios.
Oímos como María. “Has encontrado gracia a los ojos de Dios".
+ MONS JOSÉ MARÍA CONGET