« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
¡PALABRA DEL SEÑOR!
La liturgia de este domingo pone su fuerza en dos cosas: la importancia de la Palabra de Dios y el comienzo de la predicación de Jesús.
- Palabra de Dios
Cada vez que leemos la Biblia en la Liturgia de la Misa, levantamos el Libro, para que toda la Asamblea lo contemple y decimos: ¡Palabra de Dios! Él nos ha hablado y nuestra actitud de acogida ha de ser la del pequeño Samuel: "¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!". (1 Sam. 3.10)
¿Soy todo oído y corazón, abierto del todo a su Palabra?
En la Lectura del Libro de Nehemías se nos cuenta la solemnidad con que acogen la Palabra, después del silencio del Destierro. Esdras leyó el Libro Santo desde un estrado alto. Al abrirlo todos se pusieron en pie. Y la gente decía: "Amén, amén. El pueblo entero se inclinó y se postró rostro a tierra ante el Señor".
Era un día de alegría. Se habían reencontrado con Dios en su Palabra. Quiso Esdras que hicieran Fiesta, que comieran y bebieran en señal de alegría. "No estéis tristes, pues el gozo del Señor es vuestra fortaleza".
- Comienza el Evangelio de San Lucas
San Lucas nos cuenta cómo escribió su Evangelio. Seleccionando cosas del Señor, después de escuchar a los predicadores y de haber hablado con los que le trataron en vida. Quería que todos conocieran "la solidez de las enseñanzas que hemos recibido".
Y el relato del Evangelio de hoy, dando un salto en la vida de Jesús, nos lo presenta ya adulto en la Sinagoga de Nazaret, participando en una Liturgia judía.
Con toda la solemnidad y respeto se puso en pie, desenrolló el Libro y leyó una página del Profeta Isaías (61. 1-2) y lo devolvió.
"Toda la Sinagoga tenía los ojos fijos en Él". Y dijo esta palabra sorprendente: "Hoy cumple esta Escritura que acabáis de oír".
- ¿Quién es Jesús?
A lo largo del Año Litúrgico lo iremos conociendo mejor. Ha de ser verdad lo que nos dijo el Señor: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo" (Jn. 17.3)
Pero hoy en la presentación en la Sinagoga de Nazaret, ya se destacan unos rasgos:
– Es el Mesías anunciado por los Profetas. Hoy se identifica con el siervo Paciente del que habla Isaías.
– Es el ungido por el Espíritu Santo. Ya en el seno de su Madre: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti", (Lc. 1.35). Hay una visibilización de este Espíritu en el día del Bautismo en el Jordán. Hoy se nos dice: "Volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu". Se hablará del Espíritu que le conduce, a propósito de las tentaciones, (Mt. 4.1). Toda su vida estará conducida y sostenida por la fuerza del Espíritu.
– Es el enviado del Padre. El primer misionero de la Buena Noticia. Lo recordará el día de la Pascua: "Como mi Padre me envió, así os envío Yo", (Jn. 20.21).
– El Programa de su vida: Anunciar la Buena Noticia a los pobres, curando, liberando, salvando. Irá por la vida haciendo el bien, como médico de los cuerpos y de las almas.
La Palabra me revela a Jesús, me lo da a conocer, me lo acerca. Jesús es siempre una Buena Noticia. Es bueno llegar a Misa muy puntual, para llenarme bien de esa Palabra. Que sea verdad lo que Jesús dijo de María: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan" (Lc. 11.28).
+ MONS. JOSÉ MARÍA CONGET