« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
HOMILÍA
Hace justamente una semana, los cristianos de todas las comunidades parroquiales del mundo, imitábamos a aquellos entusiastas seguidores de Jesús que, sin miedo a nada ni nadie, salieron a las calles de Jerusalén para aclamarle portando ramos de olivo y tendiendo sus mantos al paso del Maestro. Tras aquella entrada solemne, vinieron acontecimientos transcendentales que hemos venido celebrando también: la última cena, la muerte en la cruz, su sepultura. Hoy, los cristianos, celebramos el más importante de todos aquellos hechos. El que habla de la Resurrección, de la vuelta a la vida de quien tantas veces lo había anunciado, sin que los suyos lo llegaran a tomar en serio.
Hoy es Pascua de Resurrección. Hoy celebramos el triunfo de la vida sobre la muerte, de la alegría sobre el dolor, del gozo sobre toda forma de sufrimiento. El Jesús de la Pasión y de la cruz, el Cristo a quien hemos acompañado durante esta Cuaresma en muchos Vía Crucis…no quedó en el sepulcro. Volvió a la vida en el amanecer de aquel domingo de Pascua de Resurrección. Este es el hecho central de nuestra fe. No hay acontecimiento más grande, fiesta más importante ni celebración más dichosa. Y de todo esto nos debemos contagiar. Dejemos que el gozo más hondo inunde todas las fibras de nuestro ser, demos rienda suelta a la alegría, sintamos el orgullo de ser creyentes en un Jesús que está vivo, presente y actuante en nuestras vidas y en nuestras personas.
Claro que la cruz sigue presidiendo nuestras Iglesias, que la tenemos en nuestras casas y la llevamos en forma de medalla sobre nuestro pecho. Cierto que la mirada que elevamos hacia el Cristo crucificado nos llena de consuelo y de esperanza en tantos momentos de nuestra existencia, pero no debemos olvidar nunca que nuestra fe se apoya en un Cristo Resucitado, en un Jesús que está vivo, en un Jesucristo vencedor del pecado, del mal y dela muerte. Y, si no encontramos imágenes de Jesús Resucitado que, al menos, entronicemos una en el corazón y en el centro de nuestra existencia. Los cristianos que veneramos y agradecemos la cruz en la que Jesús fue crucificado y la salvación que ella nos deparó, sabemos que nuestra fe se apoya en la resurrección que llegó a los tres días.
Durante los cincuenta días del tiempo Pascual encenderemos un cirio nuevo que nos recordará no solo la resurrección de Jesús sino también que, cada uno de nosotros, y, todos como comunidad, estamos llamados a ser testigos de Jesús Resucitado. Y, lo seremos, si vivimos nuestra fe con alegría, si sabemos sonreír cuando hacemos el bien, cuando imitamos al Jesús que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos. ¡Feliz Pascua de Resurrección para todos!