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SER PERDONADOS Y PERDONAR
Para ser misericordiosos hay que experimentar la misericordia. Y, para que experimentemos la misericordia, Jesús nos ha dejado el Padrenuestro que es un canto al amor de Dios, en el Hijo, que nos empuja a llamarle Padre y a descansar en sus brazos, como el pequeño que mira a su padre balbuciendo abba, papá.
Y es que Jesús sabe que sólo quien se siente amado puede perdonar, por eso quiere que supliquemos: "así como nosotros perdonamos". Y esa cláusula es una exigencia y una revelación, ya que exige el perdón que debemos dar, y revela que podemos darlo, porque al decir de corazón: “como nosotros perdonamos”, el Padre nos está perdonando a nosotros.
Y el Padrenuestro se convierte en un mar de perdón. Zambullirse en él, es saberse perdonado y amado.
Lorenzo Orellana