« PLEGARIA EN EL 2º DOMINGO CUARESMA |
I DOMINGO DE CUARESMA
El miércoles de ceniza oímos, todos, la invitación del Señor: "Convertíos y creed la Buena Noticia". Y en ese rito de la ceniza, que nos hacía reconocernos pecadores, comenzábamos el largo camino hacia la Pascua.
¿Por qué nos tenemos que convertir? Convertirse significa volverse a Jesús. Volverse del todo. Querer identificarse con Él. Nunca somos del todo como Jesús. La conversión es algo permanente.
¿Por qué esta llamada ahora? Todo momento es oportuno. "Si hoy oís la voz de Dios, no endurezcáis el corazón", dice el Salmo 95. Pero la Iglesia nos prepara a la renovación bautismal en la Noche Santa del Sábado y es bueno que iniciemos el camino de la conversión.
¿Por qué una Cuaresma? Los 40 años del Pueblo en el desierto, o los 40 días de Moisés en el Sinaí, o los 40 días de Elías, queriendo encontrar a Dios, o los 40 de Jesús en el Evangelio de hoy... nos hablan de un tiempo propicio al encuentro con Dios. Por eso la Iglesia confía en estos 40 días como un tiempo muy oportuno para este encuentro con el Resucitado.
¿Qué llevaremos en el equipaje? Por supuesto que caminamos en Iglesia, nunca solos. Pero lo que echamos en la mochila tiene que ser el libro de la Palabra, los ratos de oración, la fidelidad a los sacramentos, un corazón que desborda de deseos de amar a Dios y servir a los hermanos y un querer purificarse, con la ayuda del Sacramento de la Penitencia.
El evangelio de las tentaciones de Jesús
Jesús, el Hijo de Dios, "se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado" (Heb. 4.15). Era la santidad misma. Jamás torció ni un milímetro su camino de fidelidad al Padre y de servicio generoso a los hermanos. Pero como era hombre, sintió como cualquiera de nosotros la tentación. Y hoy se nos brindan tres victorias de Jesús, en tres situaciones de tentación.
1ª. Tentación. En el desierto, tiene hambre, después de cuarenta días de ayuno. El demonio le dice que convierta las piedras en panes. Le invita a hacer su capricho, frente al querer de Dios. Jesús tajante le contesta con palabras del A.T. "No sólo de pan vive el hombre".
– Una palabra sabia y muy necesaria a los hombres de hoy, que todo lo queremos convertir en pan: en dinero, en bienes, en la obsesión del tener.
Cuántas desilusiones e injusticias y tristezas nos evitaríamos si tuviéramos como norma el pensamiento de Jesús: "No sólo de pan vive el hombre". "También se muere de sólo pan", ha escrito un pensador.
2ª Tentación. En lo alto de un monte. Le enseña el diablo los reinos del mundo. "Te daré el poder y la gloria de todo eso... si te arrodillas..." Jesús de nuevo fue rotundo: "Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás".
Jesús mereció el honor y la gloria de su Padre por haber sido fiel a su vocación de Salvador.
– Una tentación muy corriente. Mucha gente busca la gloria y el honor y no le importa hipotecar su conciencia. Cuando nos vaya a ganar el relumbrón, aunque sea el pequeño honor vanidoso, es bueno que pensemos, que en todo hemos de servir al Señor.
3ª Tentación. En el alero del Templo. Otra vez una invitación sugerente: "Tírate de aquí abajo... los ángeles te sostendrán". Algo llamativo, espectacular, frente a esa vida oscura, llena de dificultades. Y Jesús rápido, sin contemplaciones: "No tentarás al Señor tu Dios".
– A mucha gente nos gustaría que la fe fuera más fácil, lo religioso mucho más sensible, que los buenos triunfaran, que la iglesia tuviera acogida y crédito...
Y el camino de la fe es el silencio, saber esperar, rezar, confiar en la Iglesia, no poder dar la respuesta que la gente quiere. Nada espectacular. De vez en cuando un cristiano, héroe, el reconocimiento del buen servicio de muchos hermanos, la serenidad que Dios nos regala, el contacto con esa gente maravillosa... y poco más.
Punto final
Sólo nos queda esta Semana primera hacer un buen examen, para saber cuáles son nuestras tentaciones y rezar con fe el Padre Nuestro: "No nos dejes caer en la tentación" y arrimarnos a Santa María: "Ruega por nosotros pecadores".
+MONS. JOSÉ MARÍA CONGET