Categoría: "EVANGELIO COMENTARIOS"
Tercer Domingo de Cuaresma
La existencia del mal en el mundo sigue siendo considerada por algunos como la roca firme del ateísmo. Ante los desastres naturales, las epidemias y las guerras, tenemos la impresión de que no existe Dios o que el mundo está dejado de las manos de Dios o se le ha escapado de sus manos. Son muchos los que lanzan inmediatamente la pregunta: ¿Existe Dios? ¿Dónde está Dios? ¿Cómo Dios puede permitir la muerte de tantos inocentes? Qué le he hecho yo a Dios?
DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA
“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”. Y si nosotros, que somos otros Cristos, oramos, nuestro rostro se transfigurará. ¡Qué necesario es esto! Basta ya de caras inexpresivas, tristes, rabiosas. Basta ya de muecas: es hora de que nuestro rostro muestre lo que somos, que somos hijos de Dios.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Una iglesia en salida, pero no hacia los barrios de las ciudades ni hacia los pupitres, las bibliotecas y las plazas. En este tiempo de Cuaresma, la iglesia sale hacia el desierto y durante cuarenta largos días permanece en él. Ya llegará la hora de entrar en Jerusalén y, después de atravesar el Calvario, volver a Galilea. Una iglesia en salida de todo lo que significa mundanidad, corrupción y pecado. No farisea, sino humilde y arrepentida. Estamos hablando, claro está, de la iglesia–cuerpo, porque la iglesia–cabeza permanece limpia y resplandeciente, señalando y abriendo camino.
DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO
La fuerza de los profetas del Antiguo Testamento residía en la palabra recibida. La fuerza de los profetas del Nuevo, en el amor “que ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Y si la palabra de Dios recibida y proclamada hace que los seres humanos resistan frente a reyes y príncipes, ante sacerdotes y gente del pueblo; el amor de Dios hace que todo anuncio conlleve el amor a los que nos odian. Con Jesús y el Espíritu Santo desaparece la referencia a uno mismo –autorreferencialidad diría el papa Francisco– y queda el amor, la caridad que no es intercambio o negocio, sino don.
DOMINGO 3º TIEMPO ORDINARIO
Dos ambientes sagrados, con un clima de misterio, los dos iluminados por la Palabra. El primero, por la Palabra escrita y revelada. El segundo, por la Palabra encarnada y reveladora. El primero era un comienzo o un recomienzo. El segundo es nuestro tiempo, el de las profecías cumplidas: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. La primera de las asambleas, reunida por Nehemías, no se cansaba de escuchar, de oír, la Palabra. La segunda, la de la sinagoga de Nazaret, ya no solo oye la tradición, sino que VE cumplido lo que se está proclamando en la persona de quien lo proclama. Es una proclamación con autoridad, porque el que la realiza, en medio, de pie, es la Buena Noticia, es la Gracia.